SOBRE LA SOLEDAD…
Por: Psic. Clínica: Raquel Galeana Z Moreno.
“Vivimos como soñamos, solos”. Joseph Conrad. Escritor
“La soledad es el hecho más profundo de la condición
humana”. Octavio Paz. Escritor mexicano.
“Es mejor estar sola que infeliz con alguien”. Marilyn
Monroe. Actriz.
Hay una analogía que desde que la
leí, en alguna olvidada pagina de novela, encontré inquietante, es cuando un personaje atormentado por un sentimiento
intenso, tan hondo que no le deja vivir, equipara su estado anímico a estar en
lo profundo de un pozo, no es una experiencia física, es más, nunca ha estado
en un pozo a 30 metros bajo el nivel del suelo, ni siquiera para saber qué
sentiría si fuera una realidad material, sin embargo, su alma torturada se vive
sola, hundida, sin salidas, incapaz de “ver” más allá, en aquel estado
emocional, todo es oscuridad, pues el sol no llega a según qué profundidad, si
acaso fuera posible que llegará un solo rayo de su luz, una mano cruel, que se
muestra enemiga, ha tapado el pozo y con ello toda esperanza de salida. La
mente humana es posible asemejarla a un pozo de varias maneras, es profunda,
misteriosa, luminosa en la superficie, cuando está lleno de agua clara, fresca y potable,
entonces es pura vida, a su alrededor se derrama un todo de posibilidades
atractivas para los que le rodean, entonces parece que estamos ante un líder,
todos le siguen, “beben” de su fuerza,
de su energía, de lo que emana como si de un pozo inagotable se tratará. En
otras ocasiones, el pozo-mente se va agotando, pide ser llenado, pues le
angustia, le aterra, sentir como se vacía en dar a los demás el “agua” que le
resta, se vuelve demandante, asfixiante, exigente, parece decir: “Si tomas, devuelve triplicado
lo que tomas, porque me estoy vaciando”,
da la impresión de que estamos ante una persona, que nos chantajea, pues
no apreciamos sus carencias, que nos culpabiliza, pues no vemos que en, el dar
y el recibir, propio de las relaciones humanas, se halla desequilibrada,
necesita absorber más de lo que puede corresponder. ¿Y si el pozo-mente está vacío?, bueno, también hay mentes
hostiles a dar a los demás nada de sí mismas, pensemos en personas egoístas,
mezquinas, demandantes, autoritarias,
que incluso es posible que si tienen dinero, sea esto lo único que estén
dispuestas a dar, a compensar lo que reciben en atenciones, cariño o apoyo, con
algo material, un recibir humanidad y corresponder en otro nivel, el económico,
esa también es una forma de pobreza, el pozo está vacío, pero no seco, y no es
que no tenga posibilidades de dar, es que no quiere, no le interesa. Si por el
contrario pensamos en un pozo-mente que se ha secado por una circunstancia
ajena a su ser, entonces nos referimos a
sufrir una adversidad, tan traumática que ha generado como consecuencia
un vaciamiento doloroso, inexplicable, tan inquietante que la mente se tortura
día y noche en la vivencia, en una constante angustia por el día siguiente, que
inexorablemente será como el anterior y el miedo a que así sea lo domina todo, en estos estados, la persona
está incapacitada emocionalmente para dar un trato sensato a quienes le rodean,
sus alarmas de alerta se han disparado y necesita una ayuda específica
psicológica o psiquiátrica. Aun tenemos una mente-pozo para hacer nuestra
comparación, la de aquel que está lleno de agua inutilizable para la vida. Existen
personas que son enemigas de la humanidad, que están llenas de maldad,
de odio, sea por ambición, resentimiento o venganza, hacen mal allá donde van,
hay perversidad en el alma humana, tenemos demasiados ejemplos en la historia y
hechos en la vida en los que podemos ver que la crueldad, de unos para con otros, puede no conocer, ni
límites ni culpas, nos podemos horrorizar de la cantidad de crímenes precedidos
de toda clase de torturas que ocurren a diario en todo el mundo, por lo
que no podemos evitar reaccionar con más
recelo hacia toda la gente, no hay soledad más fría que aquella precedida por la
aprensión o la sospecha basadas en la desconfianza de que cualquiera puede
hacernos daño. La imagen de que la mente
se puede parecer a un pozo, nos lleva a comprenderla como esencialmente
solitaria, es algo que todos sabemos y hemos experimentado, todos nacemos solos
y sabemos que moriremos solos, que aun cuando esto ocurriera en un desastre
natural que arrasará, como el tsunami, miles de vidas a un tiempo, el nacer y
el morir, son hechos individuales, es algo que nos acontece en la única vida
que nos pertenece, la propia. Por eso cuando O. Paz, premio Nobel de
literatura, mexicano, afirma: “La soledad es el hecho más profundo de la
condición humana”, la encontramos llena de sentido, es como pensar nuestra vida
como una búsqueda o huida de esta condición esencial, así cuando “corremos” es
importante saber hacia dónde, pero también saber que nos persigue, he escuchado
a muchas personas decir: “No puedo estar solo, me angustia”, son personas que
se rodean de gente y de ruido, no necesariamente de compañía, pues en ocasiones
tienen problemas para hablar de sí mismas, de sus sentimientos y pensamientos
más auténticos, de sus ideales o sueños, pues las personas con las que
conviven, aun cuando sean familiares, no están por la labor de apreciarse unos
a otros, o por historia compartida, se ha instalado un nivel de desconfianza
que dice: “todo lo que digas, será usado en tu contra”, de tal forma que
expresarse con sinceridad puede provocar rechazo o burla, incluso una sutil
indiferencia. Sin embargo no llegan a reflexionar que van hacia la soledad
física con una soledad interior, que establecer relaciones como si el mundo y
la vida fueran siempre un “antro”, con muchas personas que no se pueden
escuchar, por la música, ni ver, por la poca luz ambiental, ni interesarse por
algo más que por aturdirse o evadirse al ritmo de todos, es una forma como otra
de estar solos, cuando pensamos en un pozo, no lo pensamos comunicándose con
otros pozos, aun cuando a corta distancia caven otro, no se harán “amigos”,
cada pozo tendrá su propia historia y su vida de pozo, así nosotros, podemos
estar con alguien o con muchos y eso no significa que tengamos una relación
afectiva positiva, llena de confianza y comprensión, donde la conversación por
sí misma nos resulte grata, nutritiva y de autentica compañía, ya el refrán
dice: “Más vale sólo que mal acompañado”, dado que en ocasiones pasamos años
preciosos de nuestra única vida, al lado de personas que no nos valoran, ni
aprecian, que es posible que inclusive nos dañen con sus palabras o acciones,
es en relaciones negativas que cabe la reflexión que hace M. Monroe cuando
afirma: “Más vale estar sola que infeliz con alguien”, es sensato, ¿Por qué aferrarnos a compartir nuestro
precioso tiempo y nuestra valiosa persona para ser desdichados, eso sí, junto a
otro u otros?. Evolucionando en esta
dirección, hemos de comprender que no porque el entendimiento, la simpatía y
hasta el amor, son complicados de eternizar entre personas, eso significa que
hemos de ser siete mil millones de personas en este planeta y vivir cada uno
consigo mismo. Sin ser extremistas, se hace evidente que el aprender a estar
solos, con nuestro pensar y nuestro sentir, con nuestro ser, es indispensable,
quién no realiza ese ejercicio de autonomía, lo vea o no, acaba dependiendo
hasta en los detalles más simples, de otros, trátese de servicios domésticos,
económicos, o sociales, es igual, una persona adulta tiene el deber de
conquistar su propia persona, para sí misma. Asimilar que nos
hemos de acercar a una mutua compañía que respete lo esencial de cada uno, pues en
cuanto nos acercamos surge esa necesidad
de dominio o control, que inmediatamente envenena cualquier relación de más de
dos, intervenir en las libertades individuales para guiarlas según nuestro
criterio, nos hace abusar de los que nos rodean, creo que es posible aprender a
construir relaciones igualitarias, sustentadas en verdades que no son individuales,
como el ahondar en que inevitablemente todo pasa. Nadie tiene algo para siempre,
ni el amor, ni la calidad de una compañía, ni la pasión por nada ni por nadie,
esta es nuestra terrible condición de “pozos”, no siempre llenos, ni medio
llenos, ni vacios, ni secos, ni envenenados, no siempre nada, todo en constante
cambio, luego entonces ¿por qué temer la soledad?, la incomunicación o el aislamiento, son actitudes que elegimos, por
eso es posible estar solo en compañía y por eso hay un refrán que dice: “La
peor forma de extrañar a alguien es estar a su lado”, está en cada uno el
aprovechar el tiempo de soledad para crear y el tiempo de compañía para
amar.