lunes, 11 de febrero de 2013


SOBRE LA SOLEDAD…


Por: Psic. Clínica: Raquel Galeana Z Moreno.

“Vivimos como soñamos, solos”. Joseph Conrad. Escritor
“La soledad es el hecho más profundo de la condición humana”. Octavio Paz. Escritor mexicano.
“Es mejor estar sola que infeliz con alguien”. Marilyn Monroe. Actriz.

Hay una analogía que desde que la leí,  en alguna olvidada pagina de  novela, encontré inquietante, es cuando  un personaje atormentado por un sentimiento intenso, tan hondo que no le deja vivir, equipara su estado anímico a estar en lo profundo de un pozo, no es una experiencia física, es más, nunca ha estado en un pozo a 30 metros  bajo el  nivel del suelo, ni siquiera para saber qué sentiría si fuera una realidad material, sin embargo, su alma torturada se vive sola, hundida, sin salidas, incapaz de “ver” más allá, en aquel estado emocional, todo es oscuridad, pues el sol no llega a según qué profundidad, si acaso fuera posible que llegará un solo rayo de su luz, una mano cruel, que se muestra enemiga, ha tapado el pozo y con ello toda esperanza de salida. La mente humana es posible asemejarla a un pozo de varias maneras, es profunda, misteriosa, luminosa en la superficie,  cuando está  lleno de agua clara, fresca y potable, entonces es pura vida, a su alrededor se derrama un todo de posibilidades atractivas para los que le rodean, entonces parece que estamos ante un líder, todos le siguen,  “beben” de su fuerza, de su energía, de lo que emana como si de un pozo inagotable se tratará. En otras ocasiones,  el pozo-mente  se va agotando, pide ser llenado, pues le angustia, le aterra, sentir como se vacía en dar a los demás el “agua” que le resta, se vuelve demandante, asfixiante, exigente,  parece decir: “Si tomas, devuelve triplicado lo que tomas, porque me estoy vaciando”,  da la impresión de que estamos ante una persona, que nos chantajea, pues no apreciamos sus carencias, que nos culpabiliza, pues no vemos que en, el dar y el recibir, propio de las relaciones humanas, se halla desequilibrada, necesita absorber más de lo que puede corresponder. ¿Y si el pozo-mente  está vacío?, bueno, también hay mentes hostiles a dar a los demás nada de sí mismas, pensemos en personas egoístas, mezquinas, demandantes,  autoritarias, que incluso es posible que si tienen dinero, sea esto lo único que estén dispuestas a dar, a compensar lo que reciben en atenciones, cariño o apoyo, con algo material, un recibir humanidad y corresponder en otro nivel, el económico, esa también es una forma de pobreza, el pozo está vacío, pero no seco, y no es que no tenga posibilidades de dar, es que no quiere, no le interesa. Si por el contrario pensamos en un pozo-mente que se ha secado por una circunstancia ajena a su ser, entonces nos referimos a  sufrir una adversidad, tan traumática que ha generado como consecuencia un vaciamiento doloroso, inexplicable, tan inquietante que la mente se tortura día y noche en la vivencia, en una constante angustia por el día siguiente, que inexorablemente será como el anterior y el miedo a que así sea lo  domina todo, en estos estados, la persona está incapacitada emocionalmente para dar un trato sensato a quienes le rodean, sus alarmas de alerta se han disparado y necesita una ayuda específica psicológica o psiquiátrica. Aun tenemos una mente-pozo para hacer nuestra comparación, la de aquel que está lleno de agua inutilizable para la vida.  Existen  personas que son enemigas de la humanidad, que están llenas de maldad, de odio, sea por ambición, resentimiento o venganza, hacen mal allá donde van, hay perversidad en el alma humana, tenemos demasiados ejemplos en la historia y hechos en la vida en los que podemos ver que la crueldad,  de unos para con otros, puede no conocer, ni límites ni culpas, nos podemos horrorizar de la cantidad de crímenes precedidos de toda clase de torturas que ocurren a diario en todo el mundo,  por  lo que no podemos evitar reaccionar con  más recelo hacia toda la gente, no hay soledad más fría que aquella precedida por la aprensión o la sospecha basadas en la desconfianza de que cualquiera puede hacernos daño.  La imagen de que la mente se puede parecer a un pozo, nos lleva a comprenderla como esencialmente solitaria, es algo que todos sabemos y hemos experimentado, todos nacemos solos y sabemos que moriremos solos, que aun cuando esto ocurriera en un desastre natural que arrasará, como el tsunami, miles de vidas a un tiempo, el nacer y el morir, son hechos individuales, es algo que nos acontece en la única vida que nos pertenece, la propia. Por eso cuando O. Paz, premio Nobel de literatura, mexicano, afirma: “La soledad es el hecho más profundo de la condición humana”, la encontramos llena de sentido, es como pensar nuestra vida como una búsqueda o huida de esta condición esencial, así cuando “corremos” es importante saber hacia dónde, pero también saber que nos persigue, he escuchado a muchas personas decir: “No puedo estar solo, me angustia”, son personas que se rodean de gente y de ruido, no necesariamente de compañía, pues en ocasiones tienen problemas para hablar de sí mismas, de sus sentimientos y pensamientos más auténticos, de sus ideales o sueños, pues las personas con las que conviven, aun cuando sean familiares, no están por la labor de apreciarse unos a otros, o por historia compartida, se ha instalado un nivel de desconfianza que dice: “todo lo que digas, será usado en tu contra”, de tal forma que expresarse con sinceridad puede provocar rechazo o burla, incluso una sutil indiferencia. Sin embargo no llegan a reflexionar que van hacia la soledad física con una soledad interior, que establecer relaciones como si el mundo y la vida fueran siempre un “antro”, con muchas personas que no se pueden escuchar, por la música, ni ver, por la poca luz ambiental, ni interesarse por algo más que por aturdirse o evadirse al ritmo de todos, es una forma como otra de estar solos, cuando pensamos en un pozo, no lo pensamos comunicándose con otros pozos, aun cuando a corta distancia caven otro, no se harán “amigos”, cada pozo tendrá su propia historia y su vida de pozo, así nosotros, podemos estar con alguien o con muchos y eso no significa que tengamos una relación afectiva positiva, llena de confianza y comprensión, donde la conversación por sí misma nos resulte grata, nutritiva y de autentica compañía, ya el refrán dice: “Más vale sólo que mal acompañado”, dado que en ocasiones pasamos años preciosos de nuestra única vida, al lado de personas que no nos valoran, ni aprecian, que es posible que inclusive nos dañen con sus palabras o acciones, es en relaciones negativas que cabe la reflexión que hace M. Monroe cuando afirma: “Más vale estar sola que infeliz con alguien”, es sensato,  ¿Por qué aferrarnos a compartir nuestro precioso tiempo y nuestra valiosa persona para ser desdichados, eso sí, junto a otro u otros?.  Evolucionando en esta dirección, hemos de comprender que no porque el entendimiento, la simpatía y hasta el amor, son complicados de eternizar entre personas, eso significa que hemos de ser siete mil millones de personas en este planeta y vivir cada uno consigo mismo. Sin ser extremistas, se hace evidente que el aprender a estar solos, con nuestro pensar y nuestro sentir, con nuestro ser, es indispensable, quién no realiza ese ejercicio de autonomía, lo vea o no, acaba dependiendo hasta en los detalles más simples, de otros, trátese de servicios domésticos, económicos, o sociales, es igual, una persona adulta tiene el deber de conquistar su propia persona, para sí misma. Asimilar que   nos hemos de acercar a una mutua compañía  que respete lo esencial de cada uno, pues en cuanto nos acercamos surge  esa necesidad de dominio o control, que inmediatamente envenena cualquier relación de más de dos, intervenir en las libertades individuales para guiarlas según nuestro criterio, nos hace abusar de los que nos rodean, creo que es posible aprender a construir relaciones igualitarias, sustentadas en verdades que no son individuales, como el ahondar en que inevitablemente todo pasa. Nadie tiene algo para siempre, ni el amor, ni la calidad de una compañía, ni la pasión por nada ni por nadie, esta es nuestra terrible condición de “pozos”, no siempre llenos, ni medio llenos, ni vacios, ni secos, ni envenenados, no siempre nada, todo en constante cambio, luego entonces ¿por qué temer la soledad?, la  incomunicación o el  aislamiento, son actitudes que elegimos, por eso es posible estar solo en compañía y por eso hay un refrán que dice: “La peor forma de extrañar a alguien es estar a su lado”, está en cada uno el aprovechar el tiempo de soledad para crear y el tiempo de compañía para amar.